¿Por qué las mujeres tenemos que ir por la vida entregando o regalando con tanta facilidad el corazón a cualquiera? ¿Será porque la mujer se enamora más fácilmente que el hombre? Cuando un hombre atrae a una mujer, seguro que ya desde esa misma noche ella ya no duerme, ya no come y ya no deja de pensar en él: “¡Ay cuánto me gusta!” “Si se fijara en mí”, “Si yo le interesara”, “Si se acercara a mí”, “Si fuera mío”, “Si supiera lo que yo siento”. Antes de que se dignen siquiera a darse la vuelta para vernos, ya estamos idealizando una hermosa relación de amor con aquel hombre para el cual, ni siquiera existimos todavía, ya nos estamos exponiendo a sufrir una decepción amorosa anticipadamente, ya estamos entregando el corazón incluso, antes de que nos lo pidan.
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