Muchas veces, o por lo menos una vez en nuestra vida, hemos experimentado el dolor de la traición. Y ésta nos llega de diferentes formas cuando menos nos lo esperamos. La traición en sí es dolorosa, y más aún, porque en la mayoría de los casos, nos llega de las personas que más amamos. La ofensa se perdona o simplemente la olvidamos, pero ya nada es igual. Cuando un amigo nos traiciona dejamos de creer en él. Nos quejamos, nos sorprendemos, porque es tan difícil comprender que las personas nos fallen, no podemos evitar que nos traicionen o traicionar porque somos egoístas y hasta desconsiderados. Estamos expuestos a cometer errores, algunas veces, aunque difícil de aceptar, nos fallan pero hay que saber que también nosotros fallamos a veces.
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