Cuando ahí existía el buen humor, la alegría, la inocencia, pura infancia y el buen corazón, cuando pensábamos que todo era nuestro que todo nos correspondía y que cada deseo era cumplido y cada buen hecho recompensado, en donde no debíamos luchar tanto por lo que queríamos porque las hadas familiares cumplían todo. Pero aquí, aquí la madurez tomó el lugar de la infancia, la responsabilidad se apoderó de nuestros hombros, las nubes grises pasan de vez en cuando por nuestras vidas, para amargarnos la existencia, la culpabilidad del fracaso trae la decepción en nuestra alma en donde cada recuerdo es una lágrima.
Moschino Cheap & Chic
martes, 25 de noviembre de 2008
Cuando ahí existía el buen humor, la alegría, la inocencia, pura infancia y el buen corazón, cuando pensábamos que todo era nuestro que todo nos correspondía y que cada deseo era cumplido y cada buen hecho recompensado, en donde no debíamos luchar tanto por lo que queríamos porque las hadas familiares cumplían todo. Pero aquí, aquí la madurez tomó el lugar de la infancia, la responsabilidad se apoderó de nuestros hombros, las nubes grises pasan de vez en cuando por nuestras vidas, para amargarnos la existencia, la culpabilidad del fracaso trae la decepción en nuestra alma en donde cada recuerdo es una lágrima.
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